El refugio del escritor
Valoración: 5/5.
Si algo nos gusta a los
escritores es plasmar en nuestras novelas parte de ese mundo
literario que rodea a quienes escribimos novelas. Por ello es algo
habitual encontrar historias protagonizadas por escritores, ya sea
como investigadores en novelas negras o en obras de literatura
contemporánea. Que los escritores escriban sobre escritores es quizá
un tópico, pero también una ventana abierta para que los lectores
conozcan un poco de ese universo que nos rodea. Lo hace
magistralmente Stephen King en varias de sus obras, y no puedo evitar
citar a David Martín, el escritor maldito ideado por Zafón para El
juego del ángel, como ejemplo de ello. Y hay muchos más casos (Ibon
Martín con su protagonista, Leire Altuna, o mi propio caso como
creador de Rubén Alday), a los que se suma la última novela de
Ignacio del Valle, que con Índigo mar nos adentra en una de esas
fases especiales del proceso literario: el retiro del escritor para
dar forma a su obra.
Del Valle nos presenta a
Pablo, un escritor de cierto éxito que ha buscado refugio en el
chalet de una isla justo al término de las vacaciones de verano,
cuando los turistas han abandonado la zona y el tiempo empieza a
empeorar. La tranquilidad de la isla, las vistas al mar y sus
chapuzones matutinos pronto conforman la rutina de Pablo, que lejos
de asumir su retiro como el de un monje de clausura volcado sólo en
aporrear el teclado se entrega también a los paseos por los rincones
de la isla y a conocer a los peculiares personajes que la habitan
todo el año, convirtiéndola en un lugar lleno de misterio.
Conocí a este autor
gracias al libro El tiempo de los emperadores extraños (llevado al
cine con la película Silencio en la nieve) y lo cierto es que me
sedujo su estilo narrativo y su forma de trabajar la novela negra
(fusionada con la histórica) en la saga del capitán Arturo Andrade.
Su obra posterior también merece el elogio, aunque cuando empecé a
leer Índigo mar me di cuenta de que este libro era muy diferente,
más íntimo y personal. A lo largo de sus páginas encontramos
reflexiones dignas de anotar, mientras Del Valle juega con cada
escena que protagoniza Pablo. Podría decirse que se trata de una
novela contemporánea, pero su autor nos reserva una sorpresa en el
libro que dará un giro hacia la novela negra, lo que hace que su
género sea un tanto ambiguo, fiel a la filosofía que marca a esta
novela y que demuestra que nada es lo que parece.
Índigo mar es una novela
que se disfruta a cada página, que invita a pensar y que pone a su
protagonista frente a diferentes dilemas morales, y que pese a su
corta dimensión (ronda las 200 páginas) deja un gran poso tras su
lectura. La maestría de Ignacio del Valle (escritor que tiene un
hueco especial dentro de mi colección de autores españoles) se
evidencia en una historia que habla del ser humano y de los problemas
y dudas que le acechan.
Pero, además, la propia
edición que nos presenta la editorial Pez de plata se puede
considerar una pequeña obra de arte, con una ilustración de portada
sugerente y detallista y otra en el interior, y una encuadernación
que no suele ser habitual en las novedades editoriales. Se nota que
se ha cuidado al detalle esta cuestión, lo que es de agradecer para
quienes coleccionamos libros, ya que le aporta un extra que va más
allá de la búsqueda de una portada llamativa.
En definitiva, recomiendo
a los amantes de la literatura que se animen a leer Índigo mar y a
dejarse seducir por las historias que habitan en esta novela.
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