Reseña de
'Siberia', de Jesús María Sáez
¿Puede llegar
a caernos bien una asesina profesional rusa de carita angelical? Por supuesto que sí, si se trata de una dulce
psicópata salida de mente de Jesús María Sáez, Txusmi para los lectores. Porque la segunda novela de este escritor vitoriano arranca
presentándonos a esta sicaria de la madre patria acostumbrada a no hacer
preguntas y apretar el gatillo contra quien haga falta. Eficaz. Implacable. Un
diamante en bruto. 'Siberia' es para Txusmi el debut en un género al que James
Bond lleva décadas arrastrando a todas las generaciones, el del espionaje y el
arte de matar con glamour. Ya sea con una licencia 00 o con el beneplácito de
las altas esferas.
Y lo cierto
es que esta primera incursión del autor se salda con un sobresaliente alto,
pues gracias a su historia el lector no sólo acaba idolatrando a la 'buena' de
Masha sino escarbando en uno de los secretos que el poder ruso intenta guardar
bajo siete llaves. Es por ello que en el camino de la dulce asesina se cruza
Txema Beristain, un periodista de viajes con cierta afición a los trenes de
lujo y una cruz en la espalda idéntica a la que lucía Trotsky. Rusia no
perdona, amigo Txema, y tú estás en la lista de su implacable ejecutora, a la
que por cierto siguen los pasos policías de dos países.
Este argumento tan tentador se va desarrollando con gran maestría,
atrapando a quien lo lee mientras poco a poco se desvela parte del misterio. ¿Qué hizo el bueno de Txema, Txemita el golosón, para cabrear a
Moscú? Hasta la propia Masha siente
cierta intriga por ello, y eso puede ser su condena.
Maravilla
leer este tipo de historias de escritores vitorianos, descubrir que al volante
de uno de esos autobuses urbanos que tantos dolores de cabeza dan al
ayuntamiento hay un admirador de James Bond con mucho talento para juntar
palabras, y sobre todo perderse entre sus giros sorpresa. La capacidad de
descripción de Txusmi, unida a sus ilustraciones, dan vida a esta novela tan
cinematográfica en la que no falta ningún guiño del género y que hasta ofrece
un secreto basado en unos hechos reales. Y eso sí, el final es de diez.
Después de
leer 'Siberia' quedan ganas de adentrarse en la 'ópera prima' de Txusmi, su
'Misión: jaqueca' que homenajea desde el humor y la ironía a las
desternillantes aventuras de Mortadelo y Filemón, y de cruzarse un día con él
en el bus y pedirle más leña literaria para alimentar el apetito lector.
En
definitiva, 'Siberia' reúne lo mejor del género en una novela breve pero
intensa que merece la pena ser devorada por los lectores, y que desde luego
recomiendo. No porque sea de alguien de casa, sino porque ese alguien sabe muy
bien lo que hace.
Sigue
escribiendo, Txusmi. Ese es el camino.
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