domingo, 8 de abril de 2018

Demonios del pasado


Reseña de ‘Diez días de junio: El crimen del cura pederasta’ de Jordi Sierra I Fabra

Si algo tenemos claro los amantes de la buena literatura es que leer a Jordi Sierra I Fabra es sinónimo de disfrutar de calidad literaria. Este veterano autor nacional ha seducido a varias generaciones primero con sus magníficas novelas juveniles (de esas que te hacen pensar, como ‘Las chicas de alambre’) y luego con las piezas destinadas al público adulto. Y desde hace ya unos años sus lectores tenemos la suerte de seguir los pasos del ex inspector Miquel Mascarell a través de la saga que Sierra I Fabra ha creado con él, y que este mes estrena su novena entrega.
Se trata de ‘Diez días de junio: El crimen del cura pederasta’, una novela a la que he tenido acceso gracias a la cortesía de Edición Anticipada, y que he devorado con placer. Aunque tenía algunos recelos a la hora de embarcarme en esta lectura, ya que no estoy al día con la saga, lo cierto es que tanto el argumento como el autor eran demasiado tentadores. Y no me equivoqué al escogerla, ya que esta novela es un magnifico viaje en el tiempo que traslada al lector a uno de los ámbitos de la dictadura franquista más escabrosos: el de los orfanatos y casas donde se custodiaba a los hijos de los vencidos.
Fiel a su estilo, Sierra I Fabra ha buceado en archivos y bibliotecas para ofrecer una perspectiva realista de lo que acontecía tras estos muros: abusos sexuales, maltrato indiscriminado y penurias que gozaban del aval de quienes creían que los hijos deben pagar por los pecados de sus padres.
Con este material, al veterano escritor no le ha costado mucho concebir una historia en la que Mascarell se enfrenta a uno de sus demonios del pasado: con un cura pederasta especialmente sádico que sometía a decenas de niños a sus caprichos sexuales. Como policía durante la República, descubrió a este criminal a raíz del suicidio de uno de los niños que tenía a su cargo, y a punto estuvo de volarle la cabeza de un disparo al saberle autor de semejantes horrores.
El reverendo acabó, por supuesto, con sus huesos en la cárcel, pero entre medias surgió el golpe de estado, una Guerra Civil y un nuevo gobierno más tolerante con quienes lucían sotana. Por eso, cuando Mascarell sueña ya con una vida tranquila cuidando de la pequeña Raquel, la hija que ha tenido con Patro, se cruza por casualidad con este monstruo. Y decide seguirle. La cosa acabará en un enfrentamiento público del que Miquel no saldrá bien parado, y el posterior asesinato del cura convertirá a Mascarell en un fugitivo que deberá investigar para dar con el verdadero culpable.
A partir de ahí el lector encontrará una historia perfectamente hilada que fusiona la investigación criminal con la novela histórica y que pone el foco sobre uno de los horrores que se desarrollaron impunemente durante la dictadura franquista. Todo ello con una trama ágil que logra atrapar e incita a la lectura compulsiva de esta novela que repasa los diez días en los que se desarrolla la investigación.
Y aunque ya hace tiempo predico la máxima de que la literatura española empieza a girar en torno a los clichés bien del bebé robado (en el caso de Dolores Redondo, con un plus magnífico) o del sacerdote que abusa de menores, lo cierto es que Diez días de junio: El crimen del cura pederasta’ va mucho más allá de tópicos para mostrar una historia original y basada en circunstancias reales. Sierra I Fabra aporta con este libro luz a uno de los secretos más deleznables de aquella oscura época.
Y todo ello a través de una trama que entretiene, seduce y alecciona, por lo que no puedo sino desear una larga vida literaria al inspector Miquel Mascarell.
Y para quienes se queden con ganas de más historias policíacas de Sierra I Fabra, mi recomendación es que busquen las novelas protagonizadas por el periodista Daniel Ros Martí, unas joyas literarias que el autor escribió en los 80.



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