Reseña de ‘Estado límite’ de Kepa
Menéndez.
Uno de los recursos que los servicios secretos han
utilizado hasta la saciedad, sobre todo durante la Guerra Fría, ha sido el de
la infiltración de agentes en el país enemigo. Algunos estaban allí de paso,
con el objetivo de cumplir una misión o reforzar algún operativo. Pero otros
tenían un objetivo a más largo plazo. Hace ya un tiempo se descubrió que
decenas de honorables ciudadanos americanos eran en realidad espías soviéticos
"durmientes" que llevaban décadas haciendo una vida normal mientras
se dedicaban a recopilar y enviar información a los suyos. Y hay casos más
extremos en los que un agente especialmente preparado recibe el encargo de
llegar al escalafón más alto que pueda.
Lo que hasta ahora nadie podía sospechar es que,
además de espías, algunos países habían enviado al extranjero a otro tipo de
agentes "durmientes". En concreto, escritores. Con permiso de los
conspiranoicos, la verdad es que después de leer 'Estado límite' de Kepa
Menéndez empiezo a sospechar que este vitoriano de pro pueda ser, en realidad,
un escritor norteamericano infiltrado con la intención de publicar aquí sus
novelas. Y es que la calidad de esta historia, su descripción detallada y la
forma de introducir al lector en ese universo tan propio de los autores
americanos no es muy común por estos lares.
Sospechas aparte, lo que está claro es que Menéndez
propone una novela que nada tiene que envidiar a los autores americanos ya
consagrados. Con los ingredientes de la amenaza bioterrorista, las corruptelas
empresariales y la mezcla en justa dosis de investigadores del FBI y un sheriff
de condado, este escritor compone una trama excelente, y muy propia de las del
otro lado del charco.
Pero bueno, lo cierto es que Menéndez profesa una
admiración especial a este tipo de historias, y ya con 'Operación U-92'
demostró su dominio del género, con un estilo cercano al de los grandes de la
intriga y el espionaje. Y si entonces se trataba de un complot con el fin de
dar el pasaporte al presidente alemán que ofrecía un recorrido por el mundo de
las operaciones especiales, en esta ocasión el relato es más cercano, tanto por
su escenario como por la propia historia y las relaciones de sus personajes. Y
no por ello engancha menos.
'Estado límite' recrea para el lector diferentes
líneas argumentarles que convergen en torno al robo de un CD con datos que
podrían ofrecer una cura al virus del Ébola o permitir a los terroristas
recrearlo en un laboratorio. A partir de este hecho se suceden los asesinatos,
los giros inesperados y las sospechas, en una investigación a contrarreloj que
atrapa desde las primeras páginas.
En este segundo libro Menéndez ofrece una
perspectiva diferente, pero su estilo sigue siendo fiel a la esencia
norteamericana. El cambio de registro demuestra lo bien que el autor se
desenvuelve a la hora de abordar cualquier historia y augura que su tercera
novela, que llegará pronto y propone otro giro de tuerca en cuanto a época y
escenario, será otro gran libro.
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