Cuando todo está perdido
Valoración: 5/5.
Muchas veces la línea que divide dos
realidades completamente opuestas es tan fina como una alambrada. A
un lado se encuentra la normalidad, ese modelo de vida en el que nos
desenvolvemos y en el que vemos numerosas carencias, y al otro lado
la miseria, el abandono y la desesperación se hacinan mientras
miramos hacia otro lado. Son las fronteras levantadas para esconder
aquello que, si se ignora, parece no existir. Y ahora, con la crisis
de los refugiados, esas líneas han llegado al corazón de Europa
convertidas en prisiones disfrazadas de campos de refugiados. No es
algo nuevo, desde luego, pero tal vez sea la certeza de que los
tenemos a las puertas de nuestros hogares lo que nos ha hecho reparar
en ellos. Y, por desgracia, en muchos casos no para bien.
Por eso la novela Entre dos mundos, de
Olivier Norek, es una lectura totalmente recomendable en estos
tiempos en los que parece que hemos olvidado la solidaridad y los
valores de la acogida. La historia se centra en la Jungla, el campo
de refugiados que estuvo activo en Calais (Francia) durante años
para albergar a los migrantes que buscaban llegar a Reino Unido. Una
realidad que Norek conoce muy bien, tanto por su etapa como
cooperante internacional como por su oficio de policía, lo que le
permite plasmar en Entre dos mundos una radiografía muy exacta de
estas dos realidades obligadas a convivir, del drama que viven a
diario los refugiados y los peligros que les acechan, y que remueve
la conciencia de los lectores.
Entre dos mundos no es una novela negra
al uso, sino que va mucho más allá y apela a los sentimientos
mientras narra cómo la crueldad y el dolor son moneda de cambio
entre las personas que huyen de la guerra en sus países y recorren
miles de kilómetros en un viaje donde el horror está muy presente,
la codicia es la protagonista y el alma se endurece poco a poco.
Norek narra en este libro la vida de
dos policías, uno francés destinado en Calais y otro sirio, que ha
huido del régimen de Al Asad (al que combatía como infiltrado) y
busca con desesperación a su familia en la Jungla de Calais. A
través de sus ojos veremos la desesperación y la crueldad humana,
la facilidad con la que se sucumbe a la oscuridad y lo difícil que
resulta enfrentarse a esta realidad para quienes están en contacto
directo con ella.
Sobre el drama de la inmigración se
puede escribir mucho, ya sea ficción o testimonios reales, pero creo
que nunca se llegará a plasmar con exactitud el sufrimiento que
padecen estas personas, la fina línea que les separa de la locura, y
cómo la falta de moral los convierte en candidatos perfectos a ser
explotados.
¿Hay lugar para la esperanza en un
ambiente tan desolador? La lectura de Entre dos mundos nos invita a
reflexionar sobre esto, a no ser meros espectadores y a empezar a
reflexionar. La dura crítica social que supone este libro debería
mostrarnos que hay una forma diferente de hacer las cosas, y que unas
pocas personas buenas pueden hacer mucho más que un gran número de
canallas.
Por eso os recomiendo que os adentréis
en la historia que ha creado Olivier Norek y conozcáis esta
realidad.
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