Reseña de ‘Por encima de la lluvia’, de Víctor del Árbol
Hace unas semanas leí una reseña de 'Por encima de la lluvia' que hablaba
de la experiencia de leer a Víctor del Árbol y el “alto precio” que ello
supone. Aunque elogiaba el libro, hablaba de cómo este escritor creaba en el
libro un mundo de maldad habitado por lo peor de lo peor. Que el hecho de ser
una gran novela no quitaba que abriese la puerta a un elenco de seres
despreciables, de situaciones reprobables y de dolor gratuito infligido a los
personajes. Esta persona aseguraba que no iba a atreverse con ningún otro libro
de Del Árbol, y aunque creo que es una decisión drástica lo entiendo. Leer
implica un ritual especial, en el que se disfruta cada palabra y se vive cada momento
de la trama en busca de placer. Cada uno tiene sus métodos, sus manías y sus
límites.
Quienes seguimos a este escritor no somos ajenos a esta circunstancia. En
cada una de sus obras Del Árbol lleva a los protagonistas al límite, les acerca
la felicidad hasta la punta de sus dedos y se la arrebata en cuanto la rozan.
No faltan en sus tramas víctimas colaterales, seres castigados por su pasado y
personas dispuestas a seguir castigando. Víctor no es de finales felices. Eso
le convierte en uno de los maestros a la hora de retratar la maldad humana, las
miserias de una sociedad y cómo éstas ahogan sin piedad a la gente. Quizá sea
algo heredado de su etapa como mosso, en la que sin duda ha visto demasiado
dolor y sufrimiento.
Pero esto mismo es lo que le convierte en un escritor genuino. Del Árbol no
exige derecho de pernada, no come bebés ni manipula las mentes. Sólo refleja la
realidad que nos es ajena. Y ofrecer la vida sin filtros y arrastrar al lector
a ese submundo al que por suerte no pertenecemos es sin duda muestra de un
talento digno del mejor Caronte literario, que nos transporta en su barca por
una laguna de párrafos que desgarran. Víctor del Árbol no busca endulzar las
cosas. Y eso le hace tan grande.
Si nos paramos a repasar toda su obra, vemos que esta dinámica se repite.
Ya en 'El peso de los muertos' apuntaba maneras, aunque quizá sea con 'Respirar
por la herida' con la que más muestra esa dinámica de dolor, maldad y derrota.
Por eso, cuando se publicó 'Por encima de la lluvia' con la advertencia de que
no se trataba de una obra de novela negra me eché las manos a la cabeza. ¿Podía
ser verdad? ¿El maestro cambiaba de bando? Me resistí varios meses a esa idea,
eludiendo la compra de la novela con el miedo a que se tratase de una historia
más de esas que intentan mostrarte las bondades de la vida. Tenía miedo de que
se me cayera el mito.
Y no podía estar más equivocado. La novela no puede ser más fiel al estilo
de Del Árbol, con un elenco de personajes que esconde secretos y a los que no
les es ajeno el sufrimiento. Y esta vez con un plus: poner de protagonistas a
dos ancianos que ansían apurar el tiempo que les queda. Hace ya unos años leí
una frase de Carl Gustav Jung que me marcó, y quienes hayan leído 'En el fondo
del vaso' lo saben bien. “La vida no vivida es una enfermedad de la que se
puede morir”, advirtió este gran psicólogo, y no puedo estar más de acuerdo.
Aquellos sueños que dejamos por el camino, los momentos que no vivimos, pesan a
la hora de hacer balance. Y, desde luego, mucho más cuando se llega a la vejez.
Miguel es el ejemplo más claro de ello. El hombre recto, fiel a sus
costumbres, incapaz de salirse de la línea marcada. Un personaje que parece
tener horchata en las venas, y que sólo gracias a la influencia de Helena será
capaz de despertar y empezar a vivir la vida. Pero ojo, no estamos hablando de
una reedición del 'Diario de Noa', sino de un genuino Del Árbol. Imagínense lo
que llega, señores, cojan palomitas y disfruten.
En este libro Víctor del Árbol vuelve a su esencia para contar una historia
con moraleja, sin dejar títere con cabeza y desvelando nuevas sorpresas en cada
capítulo. Una trama dura, como suele acostumbrar, pero que se disfruta sin
mucho remordimiento. Un viaje a través de la psicología humana en el que se
saldan deudas pendientes, se abren viejas heridas y se descubre lo que es la
vida.
'Por encima de la lluvia' merece la pena. Es una de esas obras de arte que
se lucen en el mejor hueco de la estantería, y a las que de vez en cuando se
recurre para volver a vivirla. Pocos autores nacionales actuales están a la
altura, aunque por suerte cada vez son más los que escriben joyas literarias
que llegan al fondo del alma. Por ello recomiendo no sólo leer este libro, sino
disfrutar de cada una de las piezas que Del Árbol ha concebido. Todo un tesoro para los que amamos la literatura.
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