domingo, 17 de junio de 2018

El muerto al hoyo...


Reseña de Catalonia Bank (La farsa y los trileros IV), de José Rovira Ferrer.


Recuerdo con cierto cariño la primera vez que conocí a Bernat Ramonet. Fue el primer libro que recibí cuando me apunté a Edición Anticipada, y la primera reseña que hice para ellos. Se trataba de la tercera entrega de la saga que el escritor Joé Rovira Ferrer ha dedicado a este curioso capitán del ejército franquista atrapado en el mundo de las intrigas internacionales, y lo cierto es que su lectura fue enriquecedora. A pesar de que a veces se echaba en falta una chispa de acción, en 'Metallteile' se escondían retazos de una historia cercana narrados con gran conocimiento (no en vano su autor vivió aquella época de primera mano) que lo convertían en una lectura atrayente. Y, hay que decirlo, el cierre de esa tercera entrega, con la marcha de Bernat a luchar como voluntario en la División Azul, dejaba con ganas de saber qué pasaba después. Sobre todo cuando existía un cuarto volumen de la saga.
Pues bien, por fin ha caído en mis manos, y puedo decir con orgullo que no sólo está a la altura de su antecesor sino que aporta un plus al lector al optar por un enfoque mucho más especial. La primera advertencia va para quienes hayan cogido cariño al capitán Ramonet, sus chanchullos y sus líos de alcoba: os va a doler, chicos.
Porque en esta cuarta entrega Bernat tiene un protagonismo casi simbólico, ya que apenas iniciado el libro sufre un accidente de tráfico en el que dan por muerto a nuestro protagonista. Quizá pienses que acabo de destripar toda la historia, que soy un canalla sin sentimientos y que deberían azotarme en público por contar esto. Pero es que lo interesante viene de la reacción que suscita la 'muerte' de Ramonet y de cómo algunos de sus allegados se lanzan prestos a cumplir el dicho de lo de 'El muerto al hoyo... ¡y el vivo al bollo!'.
En esta cuarta entrega vamos a ser testigos de la codicia en su más pura esencia, de la ambición desmesurada y el afán por la riqueza, de la falta de lealtad y de cómo a veces las amistades logran mover montañas. Porque en esta historia el autor (que no abandona sus lecciones de historia, esta vez de los últimos años de la Segunda Guerra Mundial, introducidas con talento en la trama) retrata a muchos de los personajes que hasta ahora habían sido secundarios, cuando éstos se enfrentan a la muerte del capitán.
Paro aquí de hablar del argumento y me centro en algo que a simple vista puede obviarse, pero que creo que es de justicia mencionar. El autor de esta tetralogía, José Rovira Ferrer, cuenta con el aval de haber nacido en 1925 y de haber sido una persona que, por su trabajo, ha podido conocer bien el ambiente y las intrigas que plasma en sus novelas. Sus recuerdos se convierten en la mejor fuente documental de la que puede disponer un escritor, y el hecho de que con esta edad se lance a escribir y a autopublicar sus libros demuestran una gran valentía. Por eso, me gustaría agradecerle que haya tomado esta decisión y nos haya ofrecido estas novelas, porque sin duda son el mejor legado que se puede aportar en esta vida.
Rovira Ferrer se ha ganado un hueco en este complicado mundo de la literatura como narrador fiel de una época pasada que sigue muy presente en nuestras mentes, y por eso animo a los aficionados a la novela histórica a que descubran la historia que este autor ansía contarnos.


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