Reseña de ‘Memorias
improbables de una bestia’ de Miguel Ángel Buenestado Grande.
4,5/5.
Uno de los temas preferidos de
los escritores de novela histórica, y que ha ganado peso en este género, es el
de la Segunda Guerra Mundial y la trayectoria de los nazis. Tal vez sea porque
se trata de unos hechos relativamente cercanos en el tiempo (pues dentro de
este género nos podemos remontar prácticamente a cualquier época pasada) y
sobre el que existe una cantidad ingente de documentación, sin olvidar el
impacto que tuvo y sigue teniendo para la humanidad.
Por ello, cada vez son más los
libros centrados en esta parte de la historia que ven la luz y narran
diferentes facetas de unos hechos que conmocionaron al mundo y abrieron la
puerta a miles de tramas literarias diferentes. Es el caso de la novela que nos
ocupa hoy, ‘Memorias improbables de una bestia’, del escritor Miguel Ángel
Buenestado Grande, que con una gran capacidad descriptiva se pone en la piel de
uno de los monstruos que participaron en el holocausto, y a quien la historia
no ha señalado con tanta efusividad como a otros: la guardiana de los campos de
concentración para mujeres María Mandel.
Lo primero que hay que
destacar de este libro es el importante trabajo de documentación que ha
realizado su autor a la hora de adentrarse en la mente de Mandel y componer una
biografía narrada en primera persona. Con ello permite al lector ver el horror
a través de una de las personas responsables del mismo, en una arriesgada
estrategia literaria en la que, sin justificar a esta despreciable asesina, da
forma a los posibles pensamientos de la guardiana. Desde las dudas iniciales
hasta la soberbia que destila en sus momentos de mayor gloria, junto a las
reflexiones que surgen en el momento en el que los nazis pierden la guerra, la
novela es un ejercicio que ayuda a aproximarse a los responsables de aquel
horror.
Sí que es cierto que nunca
sabremos qué pudo pensar esta mujer que condujo a la muerte a miles de
personas, como difícilmente conoceremos lo que rondaba al resto de oficiales de
las SS que se ocupaban de los campos de concentración y que llegaron a
justificar sus actos en la obediencia y el desconocimiento. Pero podemos
suponer algunas pinceladas, como por ejemplo su odio hacia aquellas personas que
consideraban inferiores según los preceptos de la raza aria.
Pero, ¿el monstruo nace o se
hace? Bajo esa pregunta el escritor relata la vida de Mandel desde su infancia
y sus primeras incursiones en el mundo laboral hasta que llega al primero de
los “centros de reeducación” que estableció el nazismo. Y es interesante seguir
las reflexiones que plantea, incluso los reproches que de forma descarada le
lanza el propio autor, al tiempo que se presencia la dura vida en estos campos,
las humillaciones a las prisioneras y la ausencia total de humanidad a la hora
de decidir sobre sus vidas.
Creo sinceramente que libros como
estos son necesarios para dar a conocer a aquellas figuras que, sin formar
parte del núcleo duro del gobierno de Hitler, fueron su brazo ejecutor y los
últimos responsables de los millones de asesinatos que trajo el holocausto. Y
dentro de esta variante literaria es interesante poner el foco en las
guardianas, en mujeres como María Mandel, que ostentaron cargos de máxima
responsabilidad en estos campos de exterminio. Ya lo hizo en la "bella bestia" el
escritor Alberto Vázquez-Figueroa al rescatar la figura de Irma Grese, otra de
las ‘bestias’ que dejó su huella de dolor y muerte por diferentes campos de
concentración.
Así,
recomiendo la novela ‘Memorias improbables de una bestia’ a aquellas personas
que busquen ampliar su conocimiento sobre los horrores de la Segunda Guerra
Mundial y el exterminio de los nazis, para que puedan conocer a esa parte de
los criminales que apenas ha visto la luz.
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