A principios de este año tuve
la ocasión de conocer por fin a una persona que en los círculos literarios se
ha convertido en leyenda. Fue por pura casualidad que Sergio H. López-Pastor,
el escritor errante, escogiera mi piso entre las dieciséis opciones que ofrecía
el portero automático, y una suerte que estuviera en casa, ya que aquellos eran
los últimos días de mudanza, de cambio de etapa.
Sergio se me había ‘escapado’
ya dos veces en anteriores visitas en las que no fui yo el que le abrió la
puerta, y ya tenía ganas de conocer a ese valiente que decidió dar la espalda
al desempleo escribiendo novelas y vendiéndolas puerta a puerta. Quizá por eso
el efusivo recibimiento fue toda una sorpresa para alguien que, por desgracia,
ha encontrado muchas puertas cerradas en esta larga aventura. Sin saberlo, se
había topado con un fan ansioso de conocer por fin la historia de Soy un gusano, su primera novela.
Estuvimos quince minutos
charlando en el rellano, compartiendo anécdotas y hablando de literatura. Por aquel
entonces estaba prevista la publicación de mi primera novela en el mes de
abril, y hablamos de ello con la ilusión que caracteriza a quienes han
consagrado su trabajo a la literatura. Por supuesto, Soy un gusano acabó en mis manos, y puedo decir que es una genialidad.
¡Cuántas veces nos vendría bien el susurro de un gusano así en nuestro cerebro!
La leí en dos suspiros, y luego me puse manos a la obra con el otro ejemplar
que decidí comprarle, en el que reúne las anécdotas más curiosas de sus
aventuras puerta a puerta.
De nuevo la capacidad de
descripción, el estilo que utiliza y el hecho de que cada texto formase parte
no de la ficción, sino de sus propias reflexiones, hizo imposible soltar el
libro. Ya entonces él estaba a punto de lograr el lector 7.500, y hablamos de
la posibilidad de hacerle una entrevista sobre el tema. Era la época en la que
trabajaba para EL CORREO, y no imaginaba que tan sólo unas semanas después
acabase dejando atrás esa etapa de siete años para iniciar una nueva en la
Agencia EFE.
Que ahora estuviera en un
medio distinto no cambiaba para nada mi promesa. No en vano, Sergio merece que
se haga visible su esfuerzo, con siete libros ya publicados y miles de kilómetros
recorridos por la zona norte de España buscando nuevos lectores. Así que en
cuanto tuve ocasión, le envié ese email que se había demorado en el tiempo con
una oferta irrechazable: volver a darle voz en los medios.
Al final de este texto adjunto
el reportaje que publicamos en EFE, fruto de una agradable conversación de la
que me consta que Sergio se llevó un buen recuerdo. Antes de dejaros con ella,
os lanzo una invitación a abrir la puerta cuando alguien te pregunte si te
gusta leer. Porque si es el caso y tienes delante a Sergio H. López-Pastor,
sería imperdonable no aceptar alguno de los libros que va a ofrecerte.
Y si queréis conocer algo más
sobre su aventura, éste es su blog:
El "escritor errante" busca ahora nuevos lectores en los
colegios
Vitoria, 23 sep (EFE).- A punto de cumplir seis años desde que empezó a
vender sus libros puerta a puerta, el escritor errante Sergio H. López-Pastor
ha encontrado un nuevo público dispuesto a disfrutar de sus historias en los
colegios de La Rioja y Bizkaia gracias a sus dos libros de cuentos infantiles.
A sus visitas diarias por los bloques de viviendas de ciudades como
Santander, Pamplona, Bilbao, San Sebastián, Burgos, Logroño y Vitoria en las
que, tras llamar a las puertas, ofrece sus libros a potenciales lectores, se
han sumado ahora las presentaciones, talleres y lecturas conjuntas que hace en
los colegios, explica a Efe este autor.
Tras promocionar los ejemplares de su trilogía y su cuarta novela,
"Agua", este creador aceptó la propuesta de su editorial, Balnea,
para escribir un libro de doce historias, ambientada cada una en un pueblo de
La Rioja.
El éxito de esta nueva obra, "La Rioja y sus pueblos entre
cuentos", no tardó en llegar, y eso le animó a repetir el esquema con los
pueblos de Bizkaia y, en concreto, su Leioa natal. "Estamos muy contentos
con los resultados, y ya estoy trabajando en un segundo volumen de La
Rioja", anuncia.
En cada una de estas historias intenta introducir leyendas propias de
cada pueblo "con un enfoque más actual", y sobre todo ayuda a
descubrir ese pintoresco patrimonio que conforman las 174 localidades de este
territorio.
En sus actividades en las aulas le acompaña Ainara García Álava, la
ilustradora con la que comparte este proyecto, y asegura que cada momento es
especial. "Sales con una alegría increíble. Pintamos, dibujamos, hay
muchas risas con los pequeños...Y ves cosas muy interesantes, los chavales se
prestan a dibujar y a leer. Todos levantan la mano para leer el
siguiente", apunta.
Los libros tienen, además, ejercicios de comprensión lectora para cada
uno de los relatos y una actividad complementaria. Pero el verdadero objetivo
"es que los niños conozcan su entorno más cercano, los pueblos de su zona
y temas como la trashumancia", relata.
Además, ambas obras tienen un componente solidario, y parte de lo
recaudado se destina a instituciones benéficas.
Pero López-Pastor no renuncia a su otro público. El próximo mes de
octubre cumplirá seis años en su papel de escritor errante, y el balance que
hace de esta etapa es muy positivo. Está a falta de una treintena de ventas
para conocer al lector 8.500 con su curioso método de promoción que ideó tras
quedarse en paro en 2009.
"A lo que me ha llevado esta historia es a desarrollar tres líneas
narrativas. Una de no ficción -en la que repasa las anécdotas de sus miles de
visitas a diferentes pisos-, otra infantil, y la de ficción", que se
traducen en siete libros publicados y dos más en preparación.
No en vano lleva tres años enfrascado en su próximo libro de ficción,
que está ya prácticamente terminado a falta de pulir algunos detalles. En él
recrea la ciudad en la que reside, Haro, en tres momentos, incluido un viaje al
siglo XIX. "Es una historia bastante ambiciosa", explica.
Ahora su sueño es ver esta nueva novela en las estanterías de las
librerías. Para él sería un paso más en esta aventura, aunque sin olvidarse de
las visitas en busca de lectores que ya forman parte de su ADN literario.
"Ya es casi como una droga", confiesa.
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