Tengo
que reconocer que leer ‘La mala semilla’ ha sido una experiencia muy especial,
y no sólo porque se trate de una novela negra fantástica. Es su punto de
partida, la investigadora escogida por el autor para resolver este crimen, lo
que me ha llegado al alma. Quizá porque sienta un especial cariño por aquellos
personajes que, como Beatriz, ya han tocado fondo y viven en la cuerda floja de
la autodestrucción. Por esos protagonistas que, pese a tener el alma
desgarrada, se lanzan de cabeza a buscar justicia cuando la víctima es alguien
que les importa. Como escritor que ha manejado a un protagonista de este tipo
sé perfectamente el reto que supone, el trabajo de profundización psicológica
que supone, y que implica un extra a la hora de dar forma a una trama que ya de
por sí es compleja.
En
esta novela nos encontramos con Beatriz Manubens, una prestigiosa investigadora
de la UCO que vive atormentada por un caso que salió mal. Sólo el asesinato de
quien fuera su mejor amiga durante la adolescencia y la desaparición del hijo
de la víctima consiguen que asome un poco la cabeza fuera del pozo de las
frustraciones donde actualmente reside y se lance en una desesperada
investigación al margen de la oficial para dar con la verdad.
Si
a esto le añadimos un escenario idílico y un elenco de personajes bien
trabajados y que ayudan a componer las piezas de este dificultoso puzle literario,
la intriga se mantiene hasta el final para disfrute del lector, que no se
encuentra frente a una simple novela en la que hay que resolver un crimen, sino
a un ejercicio de superación personal que convierte ‘La mala semilla’ en una
historia especial, perfectamente narrada y con una profundidad que logra
atraparte de lleno.
En
el texto se nota la experiencia y el talento de su autor, Toni Aparicio, que
además se suma a una tendencia que cada vez se ve más en la novela negra
actual: poner el foco en el cuerpo de la Guardia Civil como investigadores de
los crímenes (véase ‘Todo eso te daré’, de Dolores Redondo, ‘Morir no es lo que
más duele’, de Inés Plana, o la saga de ‘Puerto Escondido’, de María Oruña,
entre otros), lo que supone dar visibilidad a este cuerpo policial y trasladar
las historias de las grandes ciudades a las zonas rurales, donde opera la
Guardia Civil.
En
definitiva, ‘La mala semilla’ presenta una gran historia con varios frentes
abiertos y una protagonista de lujo para investigar un crimen lleno de dudas y
sospechas, y que a medida que se va desarrollando la novela el lector descubre
gota a gota el secreto que esconde la trama. Por todo ello, creo que el libro
hará las delicias de los amantes de la novela negra, que podrán acompañar a Beatriz
en su particular descenso a los infiernos.
Es,
sin duda, un libro totalmente recomendable.
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