martes, 4 de julio de 2017

El origen del maestro

Crítica de ‘El peso de los muertos', de Víctor del Árbol. 

Leer a Víctor del Árbol es como trasladarse a un inquietante purgatorio donde las historias más truculentas cobran vida para ofrecer placer a quien las descubre página a página. A través de sus personajes derrotados, de esas vidas marcadas a las que sólo la bondad del escritor puede brindarles consuelo y paz, este autor crea obras maestras para una tropa de lectores que cada vez ansía más. Pero antes de ese merecido premio Nadal por ‘La víspera de casi todo’ hubo un origen, también de premio. 
Del Árbol se estrenó en el complicado mundo de la literatura con ‘El peso de los muertos’, obra que ganó el Tiflos de novela en 2006. Hasta hace poco, los afortunados que tenían uno de esos ejemplares podían presumir de tener la colección completa de uno de los maestros del género, pero una nueva edición de la editorial Alreves ha hecho posible volver a verlo en las librerías. Y merece mucho la pena sumergirse en las páginas de esta historia de tormentos, inquietud, dolor, miedo y venganza. Ambientada a las puertas de la muerte de Franco, el escritor recrea una deuda pendiente arrastrada durante décadas por Lucía, su protagonista, en una Barcelona donde las cloacas de la dictadura aún supuran su veneno. 
Al igual que en sus siguientes trabajos, el autor sorprende con una novela en la que las piezas van encajando poco a poco mientras sus peculiares personajes comparten su calvario. Si algo puede reprochársele a este escritor es la forma de castigar a quienes habitan en su trama, aunque la maestría con la que va repartiendo cada dosis y la empatía que provoca al lector con este recurso le libran sin problemas de esta crítica. Porque leer a Del Árbol es adentrarse en la miseria humana, compartir el camino con personajes sentenciados de antemano y prepararse para cualquier horror. Un sello de autor que lleva al genero negro a su máximo esplendor. 
‘El peso de los muertos' no defrauda. Un fantasma que esconde un secreto entre capas de locura, una mujer atormentada por un pasado de horror al que debe enfrentarse y un canalla con licencia para todo cortesía de Franco componen el elenco de esta novela que salta desde la guerra de África a 1945 y roza los estertores de ese franquismo que a duras penas intenta sobrevivir con un líder agonizante. El hilo conductor lo ofrece la mujer del temible general Quiroga, y quien haya leído a Del Árbol ya puede empezar a imaginar dónde encaja cada uno. Porque más que hablar del libro, lo mejor es descubrirlo y degustarlo. 
Y AQUÍ EMPIEZAN LOS SPOILERS
Pero al tratarse de la primera novela de alguien que ha creado escuela, sería injusto no analizarlo. Con una estructura muy similar a la del resto de su obra y partes que recuerdan bien a 'La tristeza del samurai' (con el que, dicho sea de paso, Del Árbol alcanzó la fama), sí que se nota en la novela ese toque primerizo, para nada desmerecedor de talento, que después ha pulido hasta desatar el éxtasis literario con ‘Un millón de gotas'. Quizá esta historia no sea tan espectacular como el resto de las que nos ha regalado, pero para tratarse de la carta de presentación de un novato muestra valentía a la hora de jugar con los tabúes. 
La única pega que le encuentro es ese desenlace brusco, ese tajo frío con el que cercena en las últimas páginas la historia que pudo ser y que también es sello de la casa. Nunca me siento cómodo con esos finales en los que la persona en cuya piel has habitado en cada línea se apaga definitivamente, aunque en el mundo de maldad que plasma Del Árbol no cabe la posibilidad de comer perdices felizmente. 
La psicología de los personajes, de nuevo, se convierte en la mejor parte del libro. El autor no ofrece una historia sin más, sino la posibilidad de observarla desde distintos puntos de vista, hasta que acabas dándote cuenta de que la historia principal queda difuminada en una amalgama de sensaciones y sentimientos de los que es difícil desprenderse. Quizá por lo que es capaz de provocar, y eso es lo que les (nos) falla a muchos autores, cada libro de Del Árbol es un tesoro que merece estar en cualquier colección de novela negra que se precie. 
Sin duda, un libro de diez por su valentía y su forma de contar las cosas. 

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